Hace más de 2500 años, Hipócrates, el padre de la medicina, ya sabía que muchas enfermedades empezaban con una mala alimentación. Hoy en día y miles de estudios científicos después, esto sigue siendo así.

Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina. Pero comer cuando estás enfermo, alimenta la enfermedad.

HIPÓCRATES

¡Qué listo! Ya sabía lo del ayuno intermitente y la autofagia.

Gracias al avance de la medicina, se ha dado un paso gigante en prevención y cura de muchas enfermedades por las que antes moríamos.

El estado de bienestar es el mejor de la historia, aunque no nos parezca tal. Al fin y al cabo, siempre tenemos cosas a resolver, pero afortunadamente a muchos no nos falta comida ni techo. Hace no muchas generaciones, pasábamos hambre en épocas de guerra. Hoy, elegimos qué fruta tropical nos apetece de postre.

Y sin embargo, hay cuestiones que nos aparecen ahora, como las enfermedades crónicas y los problemas digestivos que se resisten y que limitan nuestra calidad de vida.

¿Por qué?

Las causas

Se cree que es la consecuencia, el lado menos bueno de nuestro estilo de vida moderno: falta de actividad física, de “desafíos”, comida ultra procesada, demasiada higiene "química", uso excesivo de antibióticos, falta de contacto con la naturaleza, estrés crónico, poco cuidado de nuestra microbiota…

Las enfermedades no nos llegan de la nada. Se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la Naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente.

HIPÓCRATES

Hoy va de Hipócrates.

Todos estos elementos están presentes desde hace una generación o dos, no más. Sin embargo, nuestros genes se han adaptado a un medio natural en el que sobrevivíamos hace 350 mil años, fecha de la que datan los restos del Homo SapiensLucy, nuestro ancestro más famoso (Australopitecus afarensis) data de 3,18 millones de años. (Es irónico que el fósil que protagoniza el debate sobre el papel arbóreo en la evolución humana muriera al caerse de un árbol. Estudio en Nature.)

Tenemos muchísima más historia como monos que como ejecutivos.

Volviendo a la actualidad, pero sin olvidar de dónde venimos, la buena noticia es que podemos actuar fácilmente sobre la alimentación y el estilo de vida para mejorar nuestra salud global.

¿Por qué comenzar con nuestro intestino?

Porque es la puerta de entrada a nuestro organismo.

El intestino delgado es donde se absorbe el 90% de nuestro alimento. Mide unos 6-7 metros de largo y ocupa una superficie de 30-40m2. Está compuesto por una fina capa de células que ingresan los nutrientes a la sangre. Aquí también nos encontramos con el 70% de las células de todo el sistema inmune del cuerpo, decidiendo qué compuestos y bacterias son amigas, y cuáles no. Al intestino lo llaman el segundo cerebro.

¿Segundo? ¿Seguro? Porque cuando se pone bruto no deja pensar al “primero”...

Este estudio de Nature ha visto la relación entre microbiota y depresión.

El intestino delgado tiene tres capas:

- Una exterior mucosa que protege los enterocitos y evita que se adhieran las bacterias.

- En el medio están los enterocitos (o células epiteliales del intestino), que regulan el transporte de nutrientes.

- Una capa interior con las células inmunitarias.

http://www.genomasur.com

Si alguna de estas tres capas se altera, los “malos” pasan.

Es por esto que un buen entrenamiento de estos soldados es vital para que no enloquezcan y acaben atacando células propias.

¿Sabías que las células que protegen tu cerebro se entrenan en el intestino? (estudio)

“Tiene sentido”, dice la autora, "incluso una pequeña ruptura de la barrera intestinal permitirá que los microbios entren en el torrente sanguíneo, con consecuencias devastadoras si son capaces de propagarse al cerebro. Sembrar las meninges con células productoras de anticuerpos que reconocen las bacterias intestinales, asegura la defensa contra los invasores más probables”.

Aplicación práctica: comer tierra inmuniza.

Entonces, si hay alguna causa que esté reaccionando en tu intestino, éste se inflama y esa inflamación afecta en mayor o menor medida al resto de tu cuerpo, cerebro incluido.

Desde síntomas de fatiga, mentales, neurológicos, piel, hormonal, autoinmunidad, reacciones, deficiencias nutricionales, metabolismo alterado… Incluso tumores, como indica este estudio, una inflamación crónica como la colitis ulcerosa, puede llevar a padecer cáncer colorrectal.

Por supuesto, si padeces alguna molestia digestiva, como gases excesivos, diarrea, estreñimiento, ardor… es síntoma de que tu aparato digestivo necesita un chequeo.

Aun si no padeces síntomas digestivos, pero luchas con alguna enfermedad crónica, migrañas, hipotiroidismo, alergias, artritis… una buena salud intestinal te ayudará a mejorar. Por ejemplo, al gluten también lo llaman neurogluten, por la cantidad de síntomas neurológicos que produce.

La barrera intestinal es esencial para nuestra salud. Una parte más en la ecuación genética + ambiente + pérdida de barreras + microbiota + alteración del sistema inmune. Lee más en este post.

La importancia de la microbiota

La microbiota está de moda, menos mal.

Ya sabrás que somos el hogar de millones de bacterias, virus, hongos, protozoos y otros microorganismos que viven dentro de nosotros. Somos más microbios que células humanas y lo llaman el órgano olvidado.  Tenemos microbiota por tooooodo el cuerpo, incluso en sitios donde antes se pensaba que eran "estériles".

Nosotros les damos hogar y comida, y ellos nos ayudan con la inmunidad, la defensa de patógenos, la digestión de fibra y nos dan vitaminas (K, B12, biotina, folato), aminoácidos y ácidos grasos de cadena corta, que son alimento de nuestros enterocitos. La microbiota es tan personal como la huella dactilar.

Según estudios como éste, los ratones sin microbiota son completamente disfuncionales.

Somos un ecosistema complejo y diverso que cambia constantemente a lo largo de la vida. Mejor cuanta más diversidad tenga (estudio). Mejor una selva tropical que un desierto. Y debemos mantener un hábitat saludable. Es imprescindible pensar y actuar en global, no solo intentar controlar uno de los parámetros sin tener en cuenta el resto.

Este equilibrio de bacterias es también es muy importante para nuestra salud cerebral. Sistema inmune, microbiota y cerebro están íntimamente conectados:  eje microbiota-intestino-cerebro.

En la edad adulta, la microbiota es modulable mediante dieta, ejercicio, medicación y estilo de vida (infografía).

Cuando la microbiota se descompensa (disbiosis), sufre ataques por patógenos o sobrecrece de manera inadecuada, nos sobrevienen los problemas digestivos o problemas con la inmunidad.

El uso de probióticos específicos como primera línea de actuación para modular este equilibrio, se hace con éxito en casos como SIBO o H. pylori. Incluso hay una nueva gama de psicobióticos que nos ayudan a modular estados mentales como ansiedad y depresión (revisión).

¿Qué hacer?

La estrategia

El primer objetivo debería ser reducir la inflamación.

¿Cómo?

Eliminando aquello que nos está dañando (parásitos, tóxicos, gluten, sobrecrecimientos…) e intentando reparar con una alimentación antiinflamatoria, descanso y ejercicio.

Elimina primero, repara después. Comienza con una valoración global que asegure las bases para tener un ecosistema más saludable. Sin esto bien organizado, cualquier actuación será pasajera o menos efectiva. ¿Cuáles son esas bases?

Dieta

Comienza eliminando azúcares, harinas, alcohol y ultra-procesados. Sigue por una dieta tipo paleo, eliminando gluten, cereales y lácteos. Se podría seguir por una paleo autoinmune, una low-fodmap, SCD o una ceto, o combinaciones de ellas.  Baja en sulfuro, en histamina u oxalatos son otras consideraciones dependiendo de tus síntomas. Una prueba de unos 15 días a un mes con cada dieta te puede dar una idea de si funciona para ti.

A la larga, el objetivo es llevar una dieta lo más variada posible. No restrinjas demasiado tus alimentos porque podría darse el caso de que perdieras diversidad bacteriana y luego no puedas reintroducirlos de nuevo. ¿Te suena arroz y pollo a diario para tu SIBO? Error. Puedes llevar una dieta baja en FODMAPs con mucha diversidad, recuerda que las porciones de cada alimento también importan.

Así como la comida causa enfermedades crónicas, también puede ser la cura más poderosa.

HIPÓCRATES

Monográfico.

Ejercicio

A la vez, comienza a hacer ejercicio, si aún no haces, en la medida de tus posibilidades. Muévete más, camina esos 10 mil pasos imprescindibles, no pases mucho tiempo sentado. Haz yoga restaurativo o hatha yoga. Y si te ves con energía, ¡entrena fuerza! Imprescindible para una buena salud hormonal y metabólica, además de estar guapísim@ y en forma.

Descanso

Olvídate de la super productividad ejecutiva y descansa tus 8 horas. El sueño es reparador y está absolutamente subestimado. #emosidoengañado. Que sea tu prioridad. Descansa y controla tu estrés.

Pruebas

A su vez, valora hacerte algún tipo de pruebas que te indique tu especialista, como por ejemplo, descartar celiaquía correctamente, parásitos, SIBO, metales, intolerancia a la lactosa, DAO, motilidad, alergia al níquel... Nunca te conformes de primeras con un diagnóstico de "intestino irritable" sin más.

Medicación

Revisa también tu medicación con ayuda de tu médico y no tomes nada que no necesites. Por ejemplo, los “omeprazoles” tomados durante años pueden estar inhibiendo tu producción de ácido estomacal, dejándote con malas digestiones y mayor riesgo de infecciones y sobrecrecimientos (meta-análisis)(estudio)(estudio)(estudio). A parte, disminuye la absorción de magnesio y B12, aumenta el riesgo de diabetes tipo II, mayor riesgo de fractura de cadera, por poner unos ejemplos. Toma tus medicamentos, pero valora si realmente los necesitas. Valora también suplementos bajo supervisión.

Conclusión

No te conformes con un diagnóstico de "intestino irritable" sin más pruebas. Se ha visto que hasta un 70% está ocasionado por SIBO (estudioy puede tratarse. Busca la causa de tu malestar, hay mucho que puede hacerse con una estrategia y buena dosis de trabajo, sacrifico y paciencia. ¡A por ello!

La fuerza natural dentro de cada uno de nosotros es el mayor sanador de todos.

HIPÓCRATES

Quién sino.

Si tienes problemas digestivos o de microbiota, valora unirte al Programa Intestino Irritable. Hay mucho que mirar para poder saber las causas y mejorar por fin de tus problemas de salud. Además, con el programa se incluye la guía de alimentación antiinflamatoria COMER BIEN, para cuidar de tus soldados microbianos en el largo plazo.

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Guerras Intestinas

Bióloga de formación, apasionada por la genética y reconvertida en asesora nutricional, especializada en salud digestiva al entrar como paciente al mundo de las intolerancias.

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